domingo, junio 13, 2010

Remedio

Una vez escribí que todo siempre está en movimiento. Para bien o para mal. La tristeza también está siempre en movimiento. Hay veces que está tan presente, que apenas permite moverte. Hoy me ha sido más difícil hacerlo, demasiados pensamientos cruzan mi mente, la mayoría de cuestionamientos, tratar de hacer lo que sea mejor para mí, pero no es momento de decisiones ahora.

Ahora es el momento de mi propio espacio, uno que siento que estaba abandonando (como este blog, por ejemplo). Hay algunos que no entienden eso. Será por miedos o situaciones pasadas que son propios de ellos, pero no tengo por qué cargar yo con eso. No tengo por qué cargar con cosas que otra persona hizo, pagar los platos rotos por eso. No es parte de mi historia y no quiero que lo sea.

La piedra en el pecho se hace más presente. La tristeza también, pero extrañamente siento que no la puedo sacar, está como aprisionada, y nada de lo que haga la sacará.

Quiero que exista una especie de antiinflamatorio para el alma en estos casos. De acción rápida e instantánea. Cómo saber cuándo tomarlo? Pues simple. Cuando ni siquiera tienes ganas de comer un chocolate que tienes guardado. Cuando ves algo increíblemente gracioso en la tele, y no te saca ni la más leve sonrisa. Cuando antes has estado esperando con ansias el fin de semana y no te has sentido a gusto ni un sólo día. Cuando al otro día te juntarás con una querida amiga de la infancia, y no sientas el más mínimo entusiasmo. Con estos síntomas, que alguien me dé mi remedio para el alma...por favor.

No hay comentarios.: