Hace año y medio intenté ir a terapia pero no me gustó la psicóloga. Supongo que como estaba estudiando la misma carrera en ese entonces, me puse demasiado exigente con ella, e inconscientemente comencé a evaluar su desempeño frente a su paciente, que era yo. Y por Dios que la encontré mala. Aparte de hacerme sentir horrible, y de hacerme salir el doble de angustiada de lo que entré, sentí cero apoyo y comprensión de su parte. Y díjeme: "cuando me titule, no voy a ser así".Bueno, ahora titulada, me encuentro con el requisito de tener que asistir a 40 horas de terapia para poder acreditarme como psicóloga clínica. Pero estoy dispuesta y algo entusiasta de empezar el proceso. Es raro, porque la mayoría de los mortales piensa que una psicóloga, no tendría por qué ir a terapia, dado que ésta es sólo para aquellos que tienen problemas mentales (definiendo "problemas mentales" como algo terriblemente enfermo que incapacita a la persona para hacer casi cualquier actividad sana, cosa que es una soberana estupidez), y con este pensamiento ilógico, me encontré hasta en mi propia familia: "Y por qué tienes que ir?, si ya eres una profesional", "pero no se supone que tú eres la que tiene que atender, y no al revés?" ,etc.
Me rendí en dar explicaciones. Total, yo sé que es algo necesario para todo ser humano, y no implica estar loco o ser una incapacitada mental. Claro está, que donde esa otra señora no vuelvo nunca más en mi vida.