viernes, octubre 27, 2006

Nada extraordinario

Existen pequeñas cosas que me causan alegría. Nada tan grande como pensarán algunos. No se trata de dinero, ni de alcanzar una posición social, o el trabajo anhelado. Tampoco de tener una salud impecable ni el hogar más bello. Y menos de tener el auto soñado.

Sino que se trata de disfrutar un chocolate, un helado.

De sentirse regaloneada, querida y amada.

De ir al dentista, y que no te encuentren ninguna carie.

De disfrutar de una prenda nueva de ropa.

De ver tu programa favorito.

De cocinar algo, y que la persona que tú amas, te lo encuentre delicioso.

Saber que vas a poder dormir hasta tarde al día siguiente.

Pelearse, y reconciliarse

Ganar el nivel del videojuego, y...

...saber que estás conmigo.

viernes, octubre 20, 2006

Es oficial!

Odio a blogger.


...volveré cuando quede todo bien remodelado

jueves, octubre 12, 2006

La culpa



En mi post anterior, me referí a la culpa. Al sentirse culpable por disfrutar con la persona que uno quiere, a pesar que esa persona, no sea de la familia. Por dejar de lado (escribo eso en cursiva porque no es tan así) a amigos y hermanos, para disfrutar del amor.

Me he dado cuenta que llevo una gran culpa acumulada, por muchas cosas que han acontecido en mi vida. No sé cuanta de ella será válida o no, pero no es un sentimiento demasiado agradable, les diré. Se trata de sentir que si se complace a uno, otra parte se sentirá mal. Y viceversa. Racionalmente, sé que a veces se debe hacer lo que uno quiere, y olvidarse un poco de los demás. Ser algo egoísta, en cierta forma.

Si me coloco el sombrero de psicóloga, puedo decir que el sentimiento del deber ser es algo que se desarrolla en conjunto con el Desarrollo Moral. Claramente estoy, al menos, en la etapa II; es decir, en la Moral Convencional. Aplicada a mi caso, sentir la necesidad de ser una buena hija, persona y de ponerse en el lugar del otro. Ahora, eso está bien...pero cuando es de manera excesiva, surgen los problemas.

Es ahí cuando uno se empieza a preocupar de más. A absorver demasiadas exigencias del medio, y a sentir la obligación de cumplirlas. Afloran las creencias irracionales. El sentir que si uno no cumple, es una mala persona, una malagradecida, la van a dejar de querer, etc. Sé que no es cierto, racionalmente hablando. Pero se siente.

Para no echarme toda la culpa (al menos no en esto), también sé que el medio en que uno se ha criado influye notablemente en el sentimiento de querer cumplir. Familias y educación muy exigente, por ejemplo. En mi caso, todos (o casi todos) mis hermanos han sacado adelante carreras exitosas, por lo que la presión de ser igual o mejor que ellos siempre está latente. Aunque mi familia no me quiera transmitir eso de manera consciente, lo hace inconscientemente.

Pero qué va. Al menos me estoy dando cuenta de todo eso, y está en mis manos cambiarlo.